En esta entrada voy a hablar sobre tres ciudades que se han hecho virales, que han retumbado en las esferas de los estudios de urbanismo. Tres ciudades que vivieron una transformación general debido al enfoque y la visión de tres alcaldes que sobresalieron en sus gestiones y que repitieron en sus cargos, alguno de ellos hasta tres veces; son ciudades que se volvieron ejemplo a citar y a emular y que se han ganado la admiración de muchos.
Estos alcaldes entendieron que trabajar para la ciudad rinde beneficios para todos aunque sean procesos lentos que sobrepasan la duración de una gestión, factor éste que ha desanimado a la gran mayoría de políticos a ocuparse de sus ciudades como un todo como estos tres alcaldes comprendieron que el verdadero reto urbano es el reto político.
Jaime Lerner, (1937 – 2021) fué un arquitecto, urbanista y político brasileño que destacó por su labor urbanística en su ciudad natal, Curitiba, de la cual fue alcalde en tres ocasiones y por haber sido gobernador del estado de Paraná en dos ocasiones.
Lerner consideró que «Toda ciudad es un agente de transformación» pues en ella «están todas las respuestas a la solidaridad: vivienda, salud, atención a los niños, la movilidad…» Del mismo modo, privilegió el empleo de varios medios de transporte (metro, bus, taxi, bicicleta) con la condición de que no «compitan por el mismo espacio».
En lo relativo al metro, Lerner argumentó sobre las dificultades logísticas, administrativas y económicas de su construcción, que no parecen justificar un resultado análogo al de un sistema de autobuses puntual, completo y bien administrado; de hecho, durante su primer período como alcalde de Curitiva, se opuso a la construcción del metro señalando que las obras paralizarían la ciudad años y abogó por la Red Integrada de Transporte, la cual se impuso.
Durante las últimas tres décadas, y en parte gracias a la administración de Lerner, ha habido en Curitiba un impacto urbano de dimensiones tales que la ciudad se ha situado en el primer plano de referencia en cuanto a planificación urbana, transportes, cuidado del medio ambiente y, sobretodo, programas sociales.
Pasqual Maragall (1941) es jurista, economista y político español, ejerció como alcalde de Barcelona durante quince años (1982 – 2006), bajo su alcaldía se celebraron, con éxito, los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona.
La concesión de los juegos sirvió para impulsar la transformación urbanística de Barcelona con el anillo olímpico de Montjuic, la mejora de infraestructura en todos los distritos, la rehabilitación de edificios y la apertura de la ciudad al mar Mediterráneo mediante la construcción de la Villa Olímpica del Poblenou y el Puerto Olímpico.
Los beneficios no se limitaron a la Ciudad Condal, pues se siguió un modelo descentralizado con subredes en otras localidades del área metropolitana y el resto de Cataluña; por su parte, la sociedad se implicó a nivel organizativo con la participación de 35.000 voluntarios. Este evento dió a conocer el potencial de la capital catalana y sirvió como carta de presentación de la España democrática ante la comunidad internacional.
Enrique Peñalosa (1954) es economista, urbanista y político colombiano, fue ciudadano estadounidense desde 1954 a 1975 y fue alcalde mayor de Bogotá en dos ocasiones, además ha ocupado diversos cargos públicos.
Peñalosa adelantó una política de control y evicción de vendedores informales en espacios públicos que denominó «Recuperación del espacio público». Ejecutó el Plan de desarrollo «Por la Bogotá que todos queremos» que fue terminado en la siguiente gestión. En temas de infraestructura se comenzó a ejecutar bibliotecas, entre ellas, la Biblioteca Virgilio Barco, bibliotecas menores y once barriales. En temas de movilidad descartó los planes de construir un sistema basado en metros y autopistas para enfocarse en la adopción de un sistema BRT el cual fue nombrado «Transmilenio» y que tal ha sido su éxito que ha servido como ejemplo a otras ciudades. En su segunda gestión se presentó el plan distrital de desarrollo en el cual el 49% de la inversión estaba destinada a la movilidad.
Estos tres alcaldes, en vida, fueron objeto de bien merecidos reconocimientos, condecoraciones y premiaciones que no voy a detallar en esta entrada y las ciudades son un excelente ejemplo de desarrollo sostenible, por tal motivo, valga el recordatorio «El desarrollo es sostenible si satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la posibilidad de que las generaciones futuras puedan satisfacer sus propias necesidades».
Y para terminar quiero cerrar citando a Enrique Larrañaga cuando dice «las transformaciones en las ciudades son procesos lentos y complejos a las que todo el mundo les exige soluciones rápidas y sencillas» verdad ésta tan sólida que hace palpable esta contradicción.
¡Shalom!